Guadalajara y Baja California Sur

Llegamos a Guadalajara de noche, ningún lugar para dormir, las cosas a veces no salen como se planean, pero también a veces olvidamos que es así porque tiene que ser así. Es de noche y los Bomberos de la ciudad nos reciben, pero no tienen lugar y nos aseguran que dormir afuera del Cuartel es seguro; en cualquier pueblo no nos preocuparíamos, pero en la segunda ciudad más grande de México sí.

Otra vez a la deriva, así suele ser en est mundo de contrastes en el que estamos surfeando.

Cuando Juan vuelve de ver los mails en medio de esta incertidumbre y me cuenta: "Facu y Loli nos escrbieron, dicen que en su paso por acá estuvieron en la reunión del Club de Autos Antiguos, que es los miércoles a las 8 de la noche".

Y adivinen qué día y qué hora es: miércoles a las 7.30 de la noche. Ya tenemos plan que cambiamos rápidamente por quedarnos como pollitos mojados afuera del Cuartel comiendo sopitas preparadas.

Esto de que a veces las cosas no salen como las planeamos nos hizo conocer a Pepe, a quien sentimos como abuelo y amigo desde que lo conocimos. "Se vienen para mi taller", fue lo primero que nos dijo. En un hermoso departamento que guarda para sus amigos, arriba de su taller y galpón donde guarda su hermosa colección de más de 30 joyas hechas autos, nos hospedó por casi una semana.

Ahí le hicimos un poco más de mantenimiento a "La Celestina" y con Juan nos dedicamos a buscar un centro comercial donde nos dieran permiso para exponer y vender los últimos libritos que nos quedan. En la primera no tuvimos suerte, pero en el segundo intento, en la lujosa Plaza Andares, nos recibieron muy bien para nuestra sopresa, nos reservaron un espectacular lugar donde tuvimos la suerte de estar durante el fin de semana, la "Estan" nunca se imaginó que de los charcos pasaría a los lujosos pisos de un centro comercial a codearse con Audi 0 Kms para sorteo.

Salimos en rally con la gente de Autos Antiguos desde Guadalajara hasta la costa, pero no competimos, porque en el camino nos invitaron a conocer la zona mexicana que, por excelencia, se ocupa del famoso TEQUILA. Pasamos por el pueblo que lleva su nombre y observamos hectáreas y hectáreas sembradas con agave, la planta de donde se extrae el aguardiente.

En nuesta estadía en "Andares", nos visitó el dueño y fervoroso trabajador de la pequeña tequilera artesanal "Don Valente". Nos invitó a que pasáramos a recorrer su fábrica y a que su padre nos diera un tour personal por ésta. Conocimos a la perfección el delicado proceso y disfrutamos de una pequeña degustación, donde aprendimos que el sabor del tequila nada tiene que ver con el shot que estamos acostumbrados a "dispararnos" nosotros en alguna que otra fiesta, y que de seguro, nadie lo puede negar, hace arrugar la cara...

Nos despedimos de nuestro gran amigo Pepe y la banda de excelentes personas como lo son estos amigos del Club Autos Antiguos Guadalajara. Seguimos camino hacia el norte, pasando una noche por Tepic, en la quinta de Carlos, rodeado de caballos y otros animalitos. Luego una noche más en Mazatlán, esta vez en los Bomberos que nos recibieron muy bien.

En Mazatlán nos dirigimos al puerto para embarcar la camioneta por segunda vez en un gran barco, en este caso un enorme ferry que nos llevará a Baja California.

Una vez arriba "La Celestina" duerme al lado de la baranda, le tocó un lugar privilegiado, va mirando el mar cada segundo. Por eso para descansar nosotros también decidimos dejar los asientos de la sala común del barco para dormir como lo hacemos siempre: adentro de la "Estan". Mirando las estrellas y adormecidos con el leve movimiento del barco fue como pasamos la noche. Y amanecimos abriendo la ventana y viendo el agua pasar.

Después de 18 horas en el mar, unas ventas inesperadas de artesanías a los trabajadores del barco que quieren llevarles unos regalos a sus esposas que no ven hace mucho, y muchas películas que vimos para pasar el tiempo, llegamos a "la Baja", como le dicen todos. Ésta es una península de unos 1500 kilómetros de largo entre Los Cabos y Tijuana, frontera con Estados Unidos, desierto rodeado por el océano Pacífico y el Mar de Cortés nos brinda uno de los paisajes más exóticos que hayamos visto.

El agua es clara, calrísima y del otro lado está la nada total, escasos y secos arbustos rodeados de muchísimos cáctus que se nos presentan en un millón de formas y tamaños.

El puerto de Pichilingue, a donde arribamos, nos conduce a La Paz, la capital de Baja California Sur. En esta gran ciudad, la única que veremos por estos pagos, nos encontramos con nuestros Citro-amigos que están acá hace varios días. Nos llevan a conocer una hermosa playa, Balandra.

Entre bajitas montañas vemos un lugar hermoso, con poca gente pasando la tarde y... nada... Sólo el mar, que está hecho como una laguna, pero donde el agua sólo llega a los rodillas, uno puede caminar y caminar por cientos de metros hacia adentro y siempre tiene la misma altura. Hermoso.

Somos los únicos cuatro que nos quedamos a acampar en el lugar, hacemos un fueguito eterno y nos reencontramos con esta de vida de scout boys que tanto nos gusta, solo que no traemos sillas, ni mesa, ni luz, ni cocina, ni heladera, ni nada de "siempre listos". Somos la antítesis, pero esta vez no por reveldes, sino porque al "Citro" y a la "Estan" no se les puede pedir más.

Pero lo que nunca puede faltar en estos aventureros argentinos es una parrilla y una guitarra. Y bueno, en realidad el vino tampoco, pero esta vez no estuvo presente, el ron le ganó de mano.

Aunque nadie se lo crea estos sándwiches fueron la entradita, no hay fotos que no nos dejen mentir que después... se vino un pollazo a la parrilla hecho por Juan!

Nuestro intento veraz por comunicarnos con los OVNIS, o tan sólo verlos, ya que dicen éste es el mejor lugar para encantarse, fueron fallidos, pero el ron alcanzó para inventárnoslo y el viento ayudó para que las dos veces que nos agarráramos las manos y dijéramos: "¡¡1, 2, 3 LLÉVENNOS!!", la carpa de los chicos se levantára del piso y nosotros alucináramos como poca gente lo ha hecho. Instantáneamente una luz viene hacia nosotros, cada vez es más grande y los ojos de los Cuatro Fantásticos están por ser testigos de que otro mundo existe; la luz es cada vez más grande, hasta que a la nave UFO se le ocurre doblar y volvemos a la terrible realidad: era un avión nomás. Dejamos de creer en el otro mundo y afirmamos una vez más lo que estamos acostumbrados a escuchar con esto de "desde Argentina hasta Alaska en carritos viejos": "Ustedes estan LOCOS".

Mientras Facu y Loli se quedan unos días más en La Paz, nosotros nos vamos a dar la vuelta por Los Cabos, que ellos ya hicieron. Justo en la punta de la península están, separados por algunos kilómetros, Cabo San Lucas y San José del Cabo, destino turístico de mucha gente del mundo, pero sobretodo de estadouidenses y canadienses que huyen del frío invierno y pasan meses por estas tierras. Por suepuesto y como cualquiera puede imaginarse, esta zona es demasiado turística para nosotros, y preferimos darle importancia, en nuestra vuelta, a playitas perdidas por el desierto, una donde vemos ballenas, otra un poco ventosa donde mucha gente va a hacer windsurginf y kitesurfing, y algún oasis desentonado con palmeras entre cáctus, y donde nos hicimos unos lindas fogatitas para no dejar sola a la enorme luna que nos acompañó estos días.

Entrando a uno de estos pueblitos lleno de casas con jubilados norteamericanos, uno de ellos nos para mientras deliveramos si quedarnos o no. Y nos hace decidir: asombrado por nuestra visita no puede creer terrible coincidencia, y nosotros tampoco: mañana hay, en este remoto pueblo, una exposición de autos clásicos, antiguos y modificados, es una excusa para reunir a la gente en el parque de un gran hotel, vender comida, disfrutar la tarde y premiar a los ganadores del encuentro.

Resultamos ser uno de ellos (aunque cuando nos nombraron no entendimos nada, el locutor gritaba desde la otra punta y en inglés, por lo tanto no sabemos ni por qué ganbamos), después de vender algunos libros, con los que convencimos a los grningos que aprenderían un poco de español, y nos quedamos con tan sólo cuatro ejemplares, volvimos a acampar. Ahora tendremos que ponernos en campaña para imprimir la segunda tirada: pero ahora sí, en inglés, ya que nos quedan pocos días en latinoamérica.

Después volvimos a La Paz para reencontrarnos con Facu y Loli y para conocer a dos lindas personas que fueron quienes hicieron posible nuestro cruce en ferry para llegar hasta este hemoso lugar: Virginia y Juan Manuel, con ellos compartimos poco, pero estamos muy contentos de haberlos conocido, son grandes personas, y ojalá les hayamos dado esa chispita para encender la llama de viajeros, que sabemos, tienen adentro, GRACIAS!!

Los Citroamigos siguen ocupados en la ciudad, partimos de nuevo solos y ahora retomando nuestro rumbo de siempre: el norte. Desierto y más desierto atravieza una carretera solitaria que manejamos contentos durante cientos de kilómetros sin tener que tocar la palanca de cambios por algún tope (loma de burro), a quienes jamás extrañaremos.

La próxima parada es el comienzo de una serie de misiones que hicieron los jesuitas por esta zona: Loreto es un pequeño, muy pequeño pueblito, antigua capital de la Baja California. Sólo hay una antigua iglesia, algunas casitas y un malecón que desemboca en un muelle, hoy lo único que mueve al pueblo es la pesca y un poco de turismo. Caminando por el encantado lugar nos agarra la noche y acá mismo dormiremos, ni la camioneta vamos a mover, quedó estacionada enfrente de la iglesia así que despertamos rodeados de turistas y escuchando las explicaciones en inglés de los guías.

Y más Baja California queda, pero lo último de nuestra amada Latinoamérica, dentro de poco las fotos de "Uniendo" serán muy diferentes, pero ojalá las anécdotas sean igual de satisfactorias: algo diferente está muy cerca...